En 1975, en uno de los viajes que hacia el Señor Felipe Márquez Rodríguez de la ciudad de Villanueva, Zacatecas a Guadalajara, Jalisco para visitar a su familia, al circular sobre un autobús urbano, se percato que uno de los pasajeros traía unos cinturones. El Sr. Felipe por curiosidad, comenzó a hacerle preguntas relacionadas al producto, admirado, decidió comprarle el producto antes de bajar del vehículo. En ese momento planeo intentar venderlos en el barrio de San Juan de Dios, zona comercial por excelencia de la ciudad de Guadalajara, con el propósito de recuperar parte de los gastos implicados en cada viaje a la ciudad.